domingo, 11 de octubre de 2009

Para Gobernantes: La Sociedad del Conocimiento

La lucha para sobrevivir en medio de las intrigas del poder consume gran parte del tiempo y la energía creadora que se espera que el gobernante dedique a diseñar y ejecutar los procesos de transformación social económica y cultural que proyecte a su pueblo a un futuro mejor.

En algunos casos lo anula completamente, reduciendo su gestión a la búsqueda y aniquilamiento de los adversarios, más alguna acción que le asegure supervivencia económica y algún conjunto de medidas electoralistas hacia el final del mandato que le permitan apostar a una reelección.

En otros casos, por cortedad de miras, hay políticos que se llegan a convencer que en esa lucha menor está la esencia del gobernar. Su gestión en estas condiciones varía desde “desastrosa” hasta “intrascendente” en el mejor de los casos.

Así logramos un pueblo descreído de la política y de los políticos.

Cuando digo “lucha menor” no estoy refiriéndome a las consecuencias que puede tener en la persona del gobernante y en su gestión. Ya que una derrota en ese terreno puede ser demoledora, quitándole todo el poder.

Pero esa lucha para sostenerse, que es una realidad en toda gestión, sólo es la parte menor del trabajo del gobernante. Luchar para sostenerse no es GOBERNAR. Por eso la llamo “lucha menor”.

Gobernar bien es TRANSFORMAR y ADMINISTRAR. O bien ADMINISTRAR para TRANSFORMAR.

Transformar es marcar el rumbo para el futuro.

¿Quién pensaría en 1990 que Brasil sería potencia petrolera y potencia agrícola? ¿O que Lula llegaría a intercambiar con Francia en un plano de igualdad tecnología aeronáutica? ¿O que empresas privadas chilenas, en los albores de la década del 90, desplazarían a las canadienses y francesas en las licitaciones por privatizaciones hidroeléctricas argentinas?

A fines del 2001, San Luis, provincia que supo ser de las más pobres, era un pujante polo de desarrollo y tenía ahorros por más de 400 millones de dólares (prácticamente un presupuesto anual completo) depositados en el Banco de la Nación. Mientras que Neuquén, rica productora petrolera ya se había gastado los 700 millones percibidos por privatizaciones varias y estaba endeudada en casi otro tanto, sin haber producido ningún cambio significativo en la década, a excepción de algunas hectáreas de viñedos.

San Luis “inventó” el recurso de beneficios fiscales por reparación histórica por su aporte a la gesta de la independencia. Y cuando digo “inventó” estoy diciendo “imaginó, gestionó y obtuvo”. Luego salió a captar empresas que inviertan en su territorio. Estos fueron los hechos transformadores de la gestión. Luego produjo los ahorros, dimensionando el gasto por debajo de los ingresos. Es decir administró.

Frondizi, en la década del 60, asumió con claro proyecto transformador que nos llevó al autoabastecimiento petrolero. Hoy (2009) estamos haciendo serios esfuerzos por anular aquellos logros. Hay gente que si leyera la historia del proyecto de Perón "California Argentina" se consumiría en contradicciones.

Hubo un gobernador rionegrino que se asoció con la Comisión Nacional de Energía Atómica y creó el INVAP (investigación aplicada). De ahí surgieron los reactores que hoy exporta argentina. Más allá de las vicisitudes presupuestarias por ser estatal, es algo bueno que hoy tenemos.

La sociedad generalmente se conmueve frente a noticias como una liberación de rehenes por parte de las FARC, o de un golpe de estado en Honduras, o la gesta de Del Potro en el Abierto de Tenis de los Estados Unidos.

Pero hay infinidad de hechos mucho mas relevantes para el futuro de la humanidad que se gestan en silencio. Hay hechos que vienen transformando para bien nuestras vidas, acciones que nos prometen seriamente nuevas mejoras, en salud y longevidad, mas y mejores alimentos, abundante energía sin daño ecológico, sistemas de comunicación eficientes al alcance de todos, más y mejor información, etc. en esos hechos que nunca son noticia de tapa, reside la verdadera revolución. Y está en marcha en el mundo.

Ese ignoto conjunto de personas que acaba de descubrir la forma de multiplicar la capacidad de portación de la fibra óptica seguirá siendo ignoto. Es que el grueso de la gente ignora el valor de ese descubrimiento.

La aparición y el esperado desarrollo de las celdas de combustible, que generan energía sin combustión, liberando agua, es un camino esperanzado para reemplazar al petróleo.

Vemos algunos de sus resultados pero ignoramos el proceso de gestación.

Estas cosas ocurren a diario en algunos lugares del mundo. Sus actores integran la Sociedad del Conocimiento y están generando lo que se denomina la Era del Conocimiento. No lo ven nuestros gobernantes. Son capaces de viajar a la selva para captar prensa liberando rehenes, porque eso es lo único que ven, lo evidente.

“Sólo si eres capaz de ver lo sutil y darte cuenta de lo oculto… tendrás la victoria” (Sun Tzú – Estratega chino, año 500 AC)

Subirnos al carro del conocimiento es el único camino posible hacia un futuro venturoso.

No apareció el líder político que nos ponga seriamente en este camino, que mas allá de sus luchas menores para no caerse del poder tenga la visión, la voluntad y el genio que nos introduzca definitiva e irreversiblemente a la Sociedad del Conocimiento.

Si no aparece, nunca saldremos de la mediocridad. Tendremos que conformarnos (los más afortunados) con cartearnos a la distancia con hijos emigrantes, hijos geniales que se desarrollan mejor bajo lejanos soles.

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